A la hora de elegir cuando vamos al supermercado, almacén o al mercado de la vuelta de casa, tenemos muchas opciones que están dentro de nuestro presupuesto. Algunos alimentos son óptimos y otros no nos convienen para el organismo, aunque son muy ricos, más baratos, más rápidos de elaborar y más atractivos en su presentación o por la ubicación en la góndola a la vista y alcance de todos. ¿Por qué dije que no nos convienen? Porque tienen excesiva cantidad de sal, grasas trans, azúcar, etc. Sin embargo, los óptimos (no tan baratos a veces) nos aportan fibras, vitaminas, minerales, carbohidratos y proteínas en una forma equilibrada.
Cuando consumimos los que no nos convienen se producen cambios que no son beneficiosos para nuestro cuerpo, mientras que si elegimos los otros esta vez sí habrá cambios positivos.

De igual manera, nuestra elección de cómo vivir en otras áreas tiene beneficios o no. Si incorporamos el trato amable para con el otro, amor al prójimo, buen humor, buenas amistades, etc., en resumen, eso que a veces cuesta un poco más, en vez de intolerancia, ausencia de valores, orgullo, soberbia, falta de respeto que engendra violencia, falta de perdón, enojo, va ser mucho mejor. Creéme que todas estas cosas buenas o malas se reflejan en cada uno de nosotros.

¿Vos que querés reflejar? ¿Cómo podemos hacer para elegir eso que es favorable?

¡Jesús es tu primera y mejor elección! Después todas las cosas buenas van a ser más fáciles de incorporar.

Saludos!

Carolina Escudero
carolina.escudero@sdrlive.com.ar

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